Cada vez se dona menos sangre, y la problemática se agrava cuando hablamos de los jóvenes. El reto era doble: aumentar las donaciones y que fueran de la población más joven. Decidimos motivarles y concienciarles a través de un experimento que fue un éxito.
Creamos un sistema de extracción conectado a un videojuego. Los jugadores competían entre sí y el que perdía la partida… donaba. No era u juego al azar sino uno de los más sangrientos y populares. Para despertar aún más la conciencia de lo fácil que se derrama la sangre en una partida, pero lo necesaria que es en la vida real.
Esta activación se instaló en Barcelona Games World. Se consiguió un 600% más de donaciones de las esperadas. Muchas de ellas fueron la primera vez.