El snack de cacahuete con miel estaba en la cuerda floja. Había que intentar hacer ruido y volver a ser sexys. Querían acercarse además a un público más joven, digital, pero sin perder su lado premium.
La idea fue usar su lata icónica y hacer literalmente lo que se quería “dar la lata”.
Ese fue el concepto y el eje de toda la campaña. Pusimos la lata gigante en medio de lugares como centros comerciales y en RRSS compartimos gráficas donde la lata tenía la máxima presencia. Dimos mucho la lata.